Cada tanto surgen esos temas en Boca, el plantel, la interna, que uno dijo tal cosa, que el otro respondió tal otra. También pasa en River, pasó en Independiente, hasta el hartazgo en Racing. Pero Boca tiene esa cosa, esos cententenares más de números vendidos, esa soberbia de los periodistas deportivos que aprovechan para hablar de algo que en realidad no tendría que interesarles, pero lo hacen con aires de superadores comunicadores de una realidad. Tal como un chusmerío barato, de cosas baratas, boludeces. En todos los laburos que pude conocer, en todos los compañeros y amigos que tengo, que laburan en lugares con otras personas, se dan estas cosas, siempre uno habla de más, siempre uno te tiene bronca, siempre uno tiene chapa de ser un buchó, siempre hay un forro cara de orto. Va a pasar siempre, pongan 40 personas en una pieza y transmitan por tele (¿Ah, cómo? ¿ya lo hicieron?) y van a ver que pasa lo mismo. Y no me refiero a que se van a pelear, me refiero a que pasa lo mismo, van a salir giles todo el tiempo contando pelotudeces por televisión, aprovechando que un centenera de idiotas se interesan en eso. Y no, no quiero elegir entre eso o Cumbio, la tele es otra cosa. El tema es que el periodismo parece que no, parece que al fin de cuentas es eso.
Al fin de cuentas uno no puede ocultar colores, como decía Pappo: "No obstante lo cual, me sigue gustando el cabaret" y "sigo siendo bostero, porque a Boca lo quiero", más allá de cualquier gilada.
(Nota escrita luego de escuchar toda la tarde dos programas de radio que al mismo tiempo hablaban del mismo tema)
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