martes, 29 de julio de 2008

Consecuencias

El conflicto con el campo que tuvo su portazo final con la renuncia de Alberto Fernández, dejó dentro del cuarto montón de objetos tirados por el piso. Un huracán creado con el aleteo de una mariposa, esa cosa tan poética y catastrófica que se empeña en buscar. Un anuncio hizo que el gobierno creara de la nada un enemigo en el cual podían confluir todas las esferas sociales que detestan la figura de la presidenta, en muchos casos con motivos políticos e ideológicos y en otros con tan sólo la bronca y el odio impregnados en el cuerpo. En el medio hubo marchas, contramarchas, actos y contra actos, canciones, carpas, muñecos inflables, cacerolas, viejas que parecían quejarse por tener el mismo nivel de botox en sus caras que la imagen de Kristina. Es imposible no pensar en todo y darse cuenta que cada situación, si bien estaba dentro de una misma bolsa, tiene sus encuentros en puntos muy distantes de este enorme cuento que hemos vivido. Nadie supo cómo ganar de esta situación, el festejo de los ruralistas, miembros de la mesa de enlace, enmarca también una serie de discursos que no pueden no ser vistos como contra democráticos, esos deseos de “si no hacen lo que yo quiero está todo mal y no entienden nada” aunque haya sido un discurso compartido por las principales dos partes en conflicto, se destaca mucho más el que tiene como emisario al Estado. Hubo una figura importante que pareció tomar el mismo impulso que el no-Ingeniero Blumberg, Alfredo de Angeli, quien sin embargo tendría, al parecer, jefes de prensa o amigos consejeros que supieron aprender de los errores cometidos por aquellos que se sentaban junto a Blumberg y no supieron advertirle sobre la excesiva exposición mediática y que se afeite al ras en lugar de dejarse una barba de días para tener un look. Aquella confrontación era una lucha distinta, era algo con sustento, era un problema que realmente parecía afectar a la población, pero no se eligieron bien los métodos. En este hecho reciente, sin embargo, todo pareció ser redondito, era un problema que no afecta a la mayor parte del pueblo, que no tiene relación directa con el ingreso per cápita en Capital Federal, sin embargo, todo ese casi 70% que no votó la fórmula presidencial en las elecciones de octubre pasado, decidió encolumnarse detrás de la figura de 5 personajes que supieron aglomerarse bien y elegir correctamente tácticas para no quedar como lo que, en principio, por cómo habían terminado los entredichos anteriores, podían ser los malos de la película. Hoy el panorama es otro. ¿Cómo no vamos a darle a los transportistas lo que piden si es básico, es seguridad? ¿Cómo no atender el reclamo de ellos que exigen mediante el paro de servicios cuando otros que protestaron cortando rutas tuvieron éxito. El gobierno pareciera estar buscando un problema serio que pudiera resolver, lo intentaron, rápidos de reflejos, con Aerolíneas, aunque no va a ser una solución que se pueda ver de acá a por lo meno 2 años (mala elección) y lo intentan dando un hueso de 1240 Pesos a los trabajadores, aunque sea una suma que no alcanza para satisfacer necesidades básicas ni siquiera en los mentirosos números del INDEC. Tampoco explican en qué perjudica a los empresarios la diferencia de no subir esos 40 pesos finales desde agosto mismo, sino tener que esperar 4 meses más. Son intentos que no llegan a ser nada. ¿Cómo puede hacer un gobierno para recuperar una confianza en sectores donde nunca la tuvo? Algo difícil en un grupo de personas entre las cuales no hay una mariposa dispuesta a aletear un poquito.

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