viernes, 7 de enero de 2011

Esos arranques

A veces se producen esos arranques.  Entonces es cuando (dicen) todo empieza y se comienza a prolongar en el tiempo de una forma más bien anecdótica.  Es como suelen comenzar las cosas.  Pero de repente uno va por la calle con ese ánimo de principio de año, de todo nuevo, de bolsa con pelotitas de aire para explotar y ve esas situaciones que te devuelven a que el tiempo es lineal, no cíclico.  Nosotros nos empeñamos en darle una y otra vez las vueltas al asunto.
Ahí estaban, en cercanías de la Avenida Patricios, un padre y una madre a los gritos, contra el adolescente que ejerce su rol de tal.  La madre llora, se enjuaga los ojos que ya parecen morrones maduros.  El padre con la camisa desabotonada (calor, mucho) y ojotas curtidas, toma al hijo por la remera.  El chico se quiere soltar, pero aún no puede.  No tiene la fuerza ni la edad todavía para rebelarse de otra forma.  La madre grita, mucho.  El chico de cabello corto, casi al ras, mantiene una postura corporal que se condice con sus ropas largas y cansadas. Tiene (o al menos se ve así a lo lejos) la cara sucia, roñosa.  Los ojos parecen más abiertos cuando se pone de frente.  La madre suplica y pregunta al aire "¿Por qué? ¿Por qué?".  
Y llega ese instante en que el pibe responde con un estrendoso "Dejame de joder", seguido del seco trompadón que el padre emboca en lo que antes era un labio, presuntamente, sano.

"Lo encontraron drogándose" informa a la comunidad que quiera oirla una mujer con una bolsa de compras aún vacía, al tiempo que reanuda su marcha al chino. A su andar se suma otra mujer, un poco más alta, de cabello más arreglado, enrulado y con una mano de pintura que disimulan (mal) una población abundante de canas. "Qué manerita de empezar el año", le dice.  Y van a comprar lo mismo que hace un mes, a pesar de que"con estos precios no se puede vivir."

No hay comentarios: