lunes, 3 de mayo de 2010

día de la libertad de expresión

“¿Viste lo que dijo Majul?” comentaban hoy en el colectivo 50 dos señoras.  “No, ¿qué dijo?” preguntó la más bajita de ellas, con el pelo suelto y negro, completamente desordenado.  Parecía haber escapado de una zona ventosa.  La que inició el diálogo, cerró los ojos, abrió las manos de forma exagerada antes de sostenerse del pasamanos.  Del mismo modo abrió la boca en una mueca que parecía indicar que, en aquél momento que citaba, había descubierto el fuego.  Antes de que comenzara con su alegato, llegué a mi destino
¿Qué dijo Majul?  ¿Qué testimonio esclarecedor pudo haber manifestado para despertar aunque sea una pequeña charla de bondi?  ¿con qué nos habrá iluminado más allá de comentar los números que ha vendido su best seller “El Dueño”?  ¿Por qué, de todos los discursos que hubo anoche en una entrega de premios, esa mujer destacaba el del conductor de La Cornisa?  Lo primero que pensé, mientras retomaba mi camino hacia el subte, fue que no habrá sido una velada con demasiado para cortar.
Luego de la breve investigación que me llevó a los dichos de Majul (tal vez siguiendo su mismo método periodístico), también sobresalieron en el googleo las palabras de Eduardo Aliverti.  Eso no fue citado por aquella mujer, aunque bien podría haber derivado en la charla.  Tal vez no por esa mujer, tal vez por su compañera de viaje. O no.  Qué tal si, ante esta primera exposición, algún otro viajante solicitara el uso de la palabra para contrarrestar un discurso con otro.  Ojo, tal vez, para algunas visiones hegemónicas, aquél contestatario sería un infiltrado K en medios públicos. 
En la visión actual que nos dan los medios más escuchados, leídos o vistos, queda implícito esto.  Los blogueros K son financiados por Kirchner. Los medios independientes sólo pueden ser tal si hablan en clave de crítica destructiva, y solamente hacia una parte de la elite política.  Todo aquél que manifieste siquiera un ápice de acuerdo con el gobierno, es comprado, pagado, va detrás de los billetes.  Los mismos que tenían ciertos periodistas en aquellos carteles photoshopeados.
Los carteles que mostraron a periodistas con billetes en sus bocas, representaban la opinión de un grupo de ciudadanos.  El método equivocado, tal vez.  Mismo que el juicio público que realizaron las Madres de Plaza de Mayo con otros colegas.  Uno puede no comulgar con las formas, hasta discrepar en voz alta con ello.  Con la idea, con los personajes, con las acusaciones.  Esto es practicar democracia.  Esto nos  permite reflexionar como sociedad, como seres humanos. Permite formarnos, debatir, opinar.  Todo eso que una generación anterior, no pudo hacer, y que nos dio como legado. 
En este legado también estaba el miedo.  Como polvo que se acumula en cajas viejas, basta con soplarlo para poder ver qué hay debajo.  Pero basta con que pasen dos días que el polvo vuelve.  La crispación a la que nos quieren acostumbrar, es la que deriva en el miedo.  No es de extrañar entonces que ese miedo del que habló Majul, se debata en un colectivo.  No es raro que un editorialista que defiende públicamente a una mujer investigada por apropiación ilegítima de bebés en la dictadura, diga en el Congreso que el gobierno espera que haya un muerto. 
Hay que debatir para evitar el miedo. Hay que informarse para no caer en un solo discurso.  Hay que conocer tanto a Majul como a Aliverti.  Pero hay que superar la mediocridad de la crispación para no caer en las sombras del miedo.  Celebrar, de este modo, el día de la libertad de expresión.  Eso que, hoy en día, en este año, bajo este gobierno, nos permite hablar incluso de miedo, en un colectivo o en una entrega de premios.


2 comentarios:

Fernandoc dijo...

"Tengo un miedo, nene...", diría el gran Alejo Apo. Pero por otros motivos. Muy bueno el post.

Cronista Clandestino dijo...

Espero que los saldos sean netamente positivos, que todos podamos ver quien es quien. Quien es Morales Solá, quien es Majúl, quien es Noble, quien es Aliverti y quien es Victor Hugo. Yo, ya me di cuenta, y creo que la mediocridad de una de las partes, está desenfundando a todos los que la poseen. Que esa consiencia se extienda, es fundamental.