lunes, 18 de enero de 2010

Avatar: el mismo cine con nueva casa


James Cameron vuelve a deslumbrar en s manera de contar una historia. Ver Avatar en cine paga cada peso de la entrada en una sala, incluso, que no sea 3D, el sonido aún  garpa mejor que cualquier otro film.  Es imposible no sorprenderse con cada imagen cercana de los Na'vi, el realismo mágico llevado al idioma del cine en cuanto a la manera de mostrar. Eso es indiscutible, ya de por sí no habria nada que criticar si uno se queda con esa imagen, y más aún si intenta ahondar en el cómo se realizó semejante proeza cinematográfica.


El tema es qué pasa durante.  Cameron vuelve a hacer lo que hizo en Titanic, nos monta toda una estructura impresionante en lo visual, irreprochable desde el sonido, pero aburrida y previsible desde el guión.  Desde el momento en que uno pisa el cine sabe con qué se va a encontrar, en qué momento el protagonista se va a quebrar, cuándo va a darse vuelta,  hasta cómo va a hacer lo que debe hacer al final.  No hay más salidas, está todo planeado.  Quizás hayan tardado más en inventar el idioma Na'vi que en desarrollar una historia que pudiese resultar apasionante.

El dilema es qué ir a ver.  Uno puede sentarse para criticar tanto como puede sentarse para simplemente dejarse llevar a un mundo completamente nuevo, del que, sin dudas, muchos se harán eco para inventar nuevos mundos.  Aunque hay que ver si después de este puntapié inicial resulta rentable.  Es una película que inaugura el género de los plasmas en casa como algo masivo.  En 2 años será el estreno de Fox en horario estelar.

Está claro que Cameron es el que obliga a ir a ver la película.  Ya pasó con Titanic, de otro modo no se explica cómo millones de personas eligen ir a ver una película cuyo final es sabido de antemano.  Bueno, en este caso también, todo lo que pensás sobre la historia de un tipo que se infiltra en otra civilización a modo de espía, pasa.  Sí, lo vimos todos en Danza con Lobos.  En este caso podríamos afirmar que era necesario llevar esa misma historia a un mundo a 5 años luz de la tierra y para dentro de 100 años.  Y la mejor manera de no ver a Di Caprio con una máscara y orejitas de perro, es inventando nuevos personajes vía computación.  Y, eso sí -habrá dicho cameron- vamos a hacerlo copado. Y que lo hizo, lo hizo.


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