A dónde lleva todo.
Algunas muertes llevan a polémicas, cuando es gente detestable. Otras llevan a una tristeza fuerte, es cuando se va alguien que nos hizo reír, pasar buenos momentos. Otras muertes llevan a buenos momentos, o a revivir, pensar. Es cuando se va gente respetable.
¿Qué puede significar? La imagen de Alfonsín es parte de mi niñez. No lo puedo no relacionar con las cajas PAN que con mis viejos íbamos a buscar a La Boca. Para mí eso era fiesta, abrir la caja e ir sacando arroz, fideos, harina, esperando en vano que apareciera algún caramelo. Otro flash es la Casa Rosada, el balcón, Maradona y ese tipo de bigotes. A hombros de mi viejo miraba contento. Los billetes que tenían muchos ceros, en ese entonces sabía que con dos monedas me daban un naranjú, aunque no me dejaban comerlos. Por último me acuerdo esas hordas de gente saqueando negocios, por la televisión, era un caos que no podía comprender, aún no había llegado a mi primera década de vida.
Después crecí. Escuché mucho, insultos, desprecio, lo catalogaban de inútil, se mofaban de la desgracia en que había caído ese presidente. Debo decir que comencé a tomar conciencia de la cuestión coyuntural con otro mucho peor a mi entender. Luego fui acercándome a la nueva visión que se tiene de los hechos.
Hoy los personajes que salieron en radios, extrañamente se mostraban tristes. Más bien disparaban a momentos graciosos, anécdotas que tendían a reforzar la idea de un hombre honesto, aunque muchos ni siquiera eran de su misma ideología. Uno dirá que eso siempre pasa con los muertos, y en parte es así.
Mi mayor recuerdo es adquirido. Mi viejo venía de vivir el golpe de Estado que derribó sus ilusiones en Chile. Es algo a lo cual siempre recurro, no puedo evitar sentirme marcado por la vivencia de él respecto a la política. Siempre me manifestó su total decepción y su deseo de (hace al menos 8 años) no vovler a emitir voto. Algunos de los momentos en los que lo veo realmente feliz es cuando comenta sobre el día en que llegó al poder Alfonsín, en 1983. Yo era entonces una cosa de 2 años corriendo con las patitas cortas por la avenida Almirante Brown. Era la democracia, era levantar el telón. Y Alfonsín estuvo ahí. Pudo ser otro, pero fue él. Y eso es lo que siento que muchos despedimos, enterramos un recuerdo propio junto a una persona honrada. Y eso es mucho decir.
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