lunes, 2 de marzo de 2009

¡Shoot!

Seguro que la bronca que invadió a la señora Giménez cuando se enteró la muerte de su florista, no le permitió controlar la verborragia que incluso le permitió preguntar si habían encontrado un dinosaurio vivo. Uno dice verborragia para no incluír la palabra "idiotez", en un afán vacío por no ser hiriente o algo parecido. Sin embargo, nada le impide a la señora decir lo que piense (mejor dicho lo que siente, nadie cree que Giménez sea capaz de pensar demasiado). De ese modo al intentar hacer una obra de bien, preguntó a un cura (hoy imputado por abuso de menores) si pensaba hacer un sheraton a los pobres, al enterarse la cantidad de guita que salía la fundación. Es decir, está bien, habrá dicho lo que sintió en las venas, pero no es ni por asomo, la señora Susana Giménez, un termómetro de lo que es la sociedad, y muchísimo menos una voz autorizada en cualquier tema que no sea la pelotudez atómica. No se la escuchó pedir muerte a Carlos Monzón luego de que éste fue declarado culpable de la muerte de Alicia Muñiz. ¿Y si acusamos por complicidad? fue responsable en tre tantos otros famosos, de haber contribuído a aquellas inolvidables 24 horas por Malvinas para mantener a 3 asesinos en serie en el poder. En definitiva, como personaje no sé qué tipo de autoridad se le puede dar, más que la de ser una mala actriz haciendo de conducotra, con un impresionante éxito en la historia de la televisión argentina. No tiene responsabilidades de gobierno, pero es escuchada por la señora de Barrio Norte que después inunda las radios con llamados de apoyo a ideas que son, cuando menos, peligrosas. Ni los Derechos Humanos son una estupidez, ni tampoco todos aquellos que fuimos víctimas de algún hecho delictivo, queremos que los delincuentes sean asesinados. Y ni por asomo, señora Giménez, es representante de la opinión de gente a la cual solamente escucha una vez cada tanto, por teléfono y a los gritos.

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