lunes, 19 de enero de 2009

Dejar entrar

Mientras buena parte de la población muestra su indignación por la situación de la doctora Hilda Molina en Cuba, a la cual no dejan salir para visitar a sus nietos argentinos, la misma buena parte parece encantada con la idea que se deslizó en algún medio sobre las demoliciones en la Villa 31 de Retiro. Si bien esto no significa qué, muchos tomaron esta iniciativa como el punto de partida para la erradicación de la villa. En Radio Mitre, durante el programa La Otra Pata, una oyente manifestó su simpatía con la idea porque le parecía inconcebible que vinieran de otros países a vivir al nuestro de manera ilegal. Se ha escuchado mucho el "molestan a todo el mundo". Las voces contra la urbanizacion contrastan con el deseo de traer a una persona, a la cual, su país de origen no deja viajar, con el sólo deseo de conocer a sus nietos. Aunque esa excusa también suena rara cuando se le ofreció a la familia que reside en Argentina, ir a Cuba con la seguridad de volver para que la señora pueda cumplir su sueño, ya que detrás de esas palabras se esconde el verdadero anhelo de la mujer de quedarse en Argentina. ¿Qué hubiera pasado si Molina se hubiera decidido por viajar de manera ilegal al país y no hubiese tenido otra opción que la de alquilar una casita en la zona ocupada por villas? ¿Y si a partir de ahora, al enducerece leyes de inmigración, surgen numerosos pedidos de habitantes de otros países por venir a visitar a sus familias radicadas? Obviamente las situaciones no son nunca las mismas, y plantear un paralelismo es obsoleto, pero el siquiera pensarlo es también parte de nosotros. Pero surge, manifestamos el apoyo total a una persona para que venga por cuestiones humanitarias, pero nos quejamos de aquellos que también lo hacen por motivos similares (nadie va a elegir irse de su país para vivir peor) pero afean la imagen de la ciudad. De esto no se desprende que la situación de Molina sea ideal, ni tampoco que el país debe mantener la nula rigurosidad en las leyes de inmigración. Aunque por lo que se puede notar, es muy difícil mantener un término medio.

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