lunes, 24 de noviembre de 2008

¿Cuándo?

El perfil caótico de Noviembre y Diciembre suele contrastar con el clima agobiante. Parciales, finales, despedidas, fiestas, regalos, una horda de situaciones que parecieran llevarnos por delante sin pedir permiso. No es de extrañar que se acentúen los sentimientos, para bien o para mal, desde el extremo del solitario que busca respuestas en el fondo de una botella de tinto, hasta el que busca por negocios enteros el regalo perfecto para su pareja. El calor nunca contribuye con estas actividades, sea porque el vino cae pesado o porque caminar cuadras y cuadras para un collarcito... Sin embargo todo tiene olor a final, a que se acaba pronto, es la excusa: "Vamos que falta poco". ¿Poco para qué? Falta poco para que todo vuelva a empezar en la misma dirección, no hay nada que hacerle. Uno podrá hacerse una listita con desafíos o promesas que quedarán en el camino, olvidadas a mediadios de abril. Pero nos predisponemos a ello, volvemos a sentirnos contentos de ver las publicidades de fiestas, nos enciende algo que nos moviliza a seguir. Y sí, es el mismo sistema que encuentra la manera de llevarnos a ello, nos enchufan lucecitas de colores que nos adornan hasta dejarnos bonitos y listos para volver a empezar. Pero nos sometemos a ello porque a la larga es divertido. ¿A quién no le divierten las fiestas de fin de año? esos reencuentros con amigos, ese motivo universal que puede provocar las peleas de las que hablaremos dentro de 365 días más. Pero eso es más adelante, el punto es dónde empieza eso. Quién lo define, en qué momento arranca, cuándo es el click que hace que estemos con la mente puesta en ello, conscientes de que tal vez es una farsa pero a la que nos someteremos sin peros. ¿Qué lo define? Y no pregunto porque me quiere resistir, solamente quiero saber cuánto me falta para llegar a ese punto que, ilusorio y todo, es lo que siempre necesitamos en este momento.

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