domingo, 24 de diciembre de 2006

Cuatro horas

Hay veces en que uno se queda sin demasiadas palabras para decir algo, veces que no nos llegan ideas para tratar de exorcizar un poco los demonios que conviven dentro del alma, mente y demás lugares remotos. Los callejones a los que nos sometemos día a día, encrucijadas donde no tenemos ni lugar para seguir huyendo ni tiempo para pensar qué haremos cuando decidamos volver sobre nuestros pasos, a veces ni siquiera memoria para rememorarlos. En medio de una diaria pelea contra nosotros mismos, debemos también lidiar con el mundo tangible que nos rodea. Entonces uno se sienta, prende la pc, abre un Word y transcribe montón de frases incoherentes que no llevan más a ese sentimiento de sentirse despejado. Reconocer que hay demonios dentro de uno siempre es un acto de locura, siempre lleva a sentirse atrapado, como si ese fantasma fuera tan solo uno mismo. Rechazarlo, ignorarlo, manifestarlo, múltiples opciones a la hora de decidir. Y las respuestas a ello también derivan en ramas inalcanzables hasta para manos y oídos. Al fin de cuentas uno solamente uno siente sus dolores y los grita de la manera que mejor le sienta. El mundo puede o no estar dispuesto a escuchar los quejidos, de la misma manera que elige si sentir o no las risas de algunos. Pero es realmente uno quien decide explotar y de qué manera. La decisión siempre es un primer paso. Encontrar la manera, hacerla andar, mantenerla, encontrarle la vuelta y tal vez, en algún momento, ver lo que se ha recorrido. Y tal vez entonces uno, en el medio de su vida, se de cuenta que estuvo 4 horas pensando qué título elegir para bautizar, al menos, un intento de blog. Mecachendié

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sentite afortunado. Yo estuve 2 meses para encontrar un nombre para mi historieta (Historias Espaciales, sí, así de simple y boludo) y todavía no me convence.


Marcelo.