miércoles, 4 de abril de 2007

Omnisciente

El chico de unos 19 años caminaba por la calle Bilbao, en el barrio de Flores. Volvía del colegio, ya que llevaba puesto el uniforme. La corbata azul colgaba de forma desprolija del cuello de la camisa, abierta en los botones superiores. En su cara se evidenciaba que no había tenido un buen día. De vez en cuando pitaba de mala gana un cigarrillo, y soplaba el humo con cierta violencia. Faltaba poco para llegar a su casa, y aún rebotaban en su cabeza las palabras de su profesor. -Siempre vago. Nunca hacés las cosas que mando y encima venís a quejarte del 1 que figura en esta libreta, que siempre está abierta para aquellos que quieren aprobar. Si vos venís el último día del trimestre y querés dar oral o escrito, te lo tomo, les doy chances a todos de que aprueben, pero vos venís siempre con esa cara de pelotudo y pretendés que todos seamos más que complacientes con vos, que lo único que hacés es sentarte y mirar con la boca abierta las gambas de tus compañeras, y con esa cara de pelotudo que tenés, Vega. Sos un caso perdido, y mejor volá de acá antes que te saque a patadas hasta la puerta del aula, y ahí te agarre el preceptor que también tiene ganas de darte un voleo y ponerte una zapatillería en el orto... andate, hacéte el favor, dale...- Gabriel Vega salió del aula y se enfrentó con la mirada fija y llena de nada del preceptor. Esos ojos duros lo siguieron hasta que dejó la institución y salió a la calle. Desde entonces su destino fue dar unas cuantas vueltas por las calles de Flores, Caballito, Flores, Floresta y nuevamente Flores, ya decidido a volver a su casa, dónde lo esperaría el almuerzo tardío que su madre habría preparado la noche anterior. Había gastado los 5 pesos que tenía en un paquete de cigarrillos, un chupetín, una hora en los juegos en red (dónde había hecho el ridículo ante los chicos de primer año que lo masacraban en cuanto empezaban la partida de counter strike), y un llamado de casi 30 minutos a su novia que vivía en Haedo. En la comunicación sólo había hablado él, casi se había desahogado de su mala mañana, y cuando estaban por colgar, ella le anunció que era todo cierto, y que la relación no daba para mas, y que ella ya lo había superado y que ya tenía otro amor. Derramó un par de lagrimas por Florencia, pero no demasiado mas. No le importó que ella no estuviese mas, sino la forma y el momento elegido por esa turra. El había dejado a una linda chica morocha antes de Florencia, pero la chica de Haedo prometió hacerle cosas que la otra no quería. Ahora no estaría más, y pensó que de haberlo sabido antes, habría gastado sus 5 pesos en otra cosa. Llegó a la casa y lo primero que vió al entrar fue a su padre, tirado en el sillón, con varias latitas de cerveza Palermo tiradas en el piso, algunas vacías, otras no tanto, y otras cerradas. La televisión cambiaba de canales de forma rápida, sin anestesia. -Hola pendejo- saludó el padre. -...- -¿Cómo te fue en la escuela?- Gabriel, en respuesta a esta pregunta, subió las escaleras, haciendo rechinar cada escalón, en dirección a su cuarto. -Vení para aca pendej... te digo que ¡VENGAS PARA ACA ENANO DE MIERDA... RESPETA A TU PADRE CARAJO QUE SUBO Y TE AGARRO A PATADAS...!- grito el padre, y amagó con levantarse de su sillón, cosa que no quedó en más que un amague. Bufó algo y abrió otra cerveza, mientras el televisor no tenía descanso. –IGUAL ME COMÍ TU COMIDA- se escuchó, ya lejos, seguido de grandes sorbetes. Gabriel entró a la pieza molesto por no tener comida y tiró la mochila en el piso. Parecía que iba a explotar en cualquier momento. Se quitó la corbata, y la tiro más lejos, los zapatos también volaron. Tomó aire y empezó: –DEJAME EN PAZ, DEJAME TRANQUILO- a medida que gritaba sacudía sus manos por los aires, como tratando de quitarse de encima una mosca –FUERA DE ACA, SALÍ, ESTE DÍA DE MIERDA Y VOS ALREDEDOR MÍO, SIGUIÉNDOME A TODOS LADOS, ROMPEBOLAS. ANDÁ CON ALGUIEN QUE TENGA ALGO PARA CONTAR PESADO, QUE TE PENSÁS QUE SOS, QUE PODÉS ANDAR CONMIGO A TODOS LADOS, LO ÚNICO QUE HACES ES HABLAR Y AGRANDAR TODO, COMO SI FUERA UNA NOVELA BUENA, Y ES PURA BASURA, NO SERVÍS PARA NADA, TARADO, SOS INÚTIL, NO ES BUENO ESTO, NADA DE LO QUE HACÉS ES BUENO. Y NO DAS LA CARA, FORRO, DÁ LA CARA, NUNCA TE VÍ Y SIN EMBARGO POR AHÍ ANDAS, SIEMPRE AHÍ... SALÍ... SALÍ SI SOS MACHO, NARRADOR OMNISCIENTE, SALÍ– Siguió agitando sus manos, y a moverse por toda la habitación, que estaba empapelada por afiches de los Red Hot Chilli Peppers y Metallica. Se movía con rapidez, me era muy difícil esquivarlo. Abarcaba todo el espacio y más de una vez sentí su mano zumbar por mis oídos. Yo no podía escapar, mi obligación era la de narrar de forma omnisciente todo lo que pase con Gabriel Vega, de 19 años, que nació en Villa del Parque, y que es hijo único, que su madre lo ama, y su padre no más que a la cerveza. Que no puede pasar de 3º año en el secundario, y que tiene medio cara de pelotudo, pero también tiene actitudes dignas de un tremendo imbécil. Ahora me tiene amenazado, y sigue agitando sus brazos, y gritando sin parar, y no sabe que si muero, nadie sabrá de él, y también morirá en cierto sentido, aunque siga compartiendo su estupidez con el resto del mundo. De repente siento calor, algo caliente, como un fierro que me da en la cabeza. Caigo, y Gabriel no lo nota. Quién sabe cuándo se dará cuenta. Mis ojos se cierran, y lo último que debo hacer es mirarlo, y hablar sobre sus movimientos y su sentimiento de furia que aún no se disipa, a pesar de haberme dado. Pero... comienza a hacer frío, y calor, y mis ojos se llenan de lágrimas y mi boca se seca... y ya no puedo hacer esto, sépanme disculpar. Déjenme morir tranquilo, este momento es todo mío, nada más que mío, y no quiero compartirlo con extraños.

No hay comentarios: