miércoles, 17 de enero de 2007

Estados de Tiempo


Él hizo una cita con el destino, pero faltó. El destino quiso vengarse de él, poniendo a ella en el medio de su camino. Él no supo nunca si aquella aparición en su vida era una broma o una casualidad. La casualidad se sintió atraída por la situación cuando él la nombró, y acudió a visitarlo. El destino y la casualidad no se encontraron por culpa de la mala fortuna, que justamente estaba charlando con la probabilidad cuando se produjo el desencuentro. El desencuentro siempre anda con mal humor, que a su vez maneja como quiere a la suerte. Pero ese día, la casualidad y él (el desencuentro) se encontraron, chocaron en una esquina, y la casualidad terminó siendo insultada por él (el desencuentro), quien no paraba de proliferarle adjetivos que son difíciles de olvidar. La casualidad terminó llorando bajo un puente, mientras que por encima de éste, el destino pasaba riendo, mientras caminaba a paso tranquilo, tomándose la barriga con cada carcajada que daba, echándose para atrás. Estaba tan contento el destino, que olvidó atender sus obligaciones y el desencuentro, que siempre anda con el mal humor, tomó su lugar en algunos lugares, y provocó desastres en el ánimo y en las vidas de la gente. Algunas decisiones de ciertas personas terminaron con la vida de otras, lo cual no estaba escrito por el destino, quién se vio seriamente afectado por estos hechos, y maldijo el día en que aquél hombre faltó a la cita, y maldijo aún más el día que se encontró con la venganza. Claro que se sintió bien durante unos días... es más, se sintió tan bien durante esos días que le parecía mal ir a gritarle a la venganza todo el despecho que sentía ahora. Pero lo que realmente importaba era ¿En manos de quién estaría ahora la vida de los hombres? Si el destino no puede manejar sus propias labores, cómo sería entonces posible que pudiese manjar a toda la gente. La gente, claro, comenzó a luchar por manejar ellos mismos sus vidas, y esto trajo serios conflictos. La guerra estuvo presente en estos acontecimientos, y se hizo un festín aprovechando que la rivalidad estaba a la vista. El rencor fue creciendo rápidamente y no tardó en estar bien al frente en el campo de batalla. El amor y la compasión se mezclaban entre las filas de todos los bandos de manera efímera y sin cimientos. De la misma manera que lo hicieron siempre. La situación era terrible, y tanto los sentimientos como los momentos como los humanos, etcétera, fueron muriendo, hasta llegar al límite de la extinción. Fue entonces cuando el presente y el futuro le pidieron a su compañero, el pasado, que arregle algo para evitar que todo esto sucediese. El pasado, tras varios días de debate, accedió a hacerlo, y rompió el pacto que tuvo en algún momento con la soberbia, que terminó perdiendo poder tras este acto. El pasado entonces, hizo que aquél hombre fuese a reunirse con su destino. Un tiempo después, todo seguía en orden en el mundo. Salvo por ese hombre, que vivió durante varios días sumergido en la tristeza y la amargura, producto de su encuentro con el destino. Pero que no son más que simples estados de ánimo.

1 comentario:

gene tierney dijo...

Buenísimo, abriste tu blog, finalmente!
Muy bueno
Felicitaciones