Es imposible no pensar en la radio y en la corbata del secundario semi privado de Constitución. Siempre está esa maldita etapa dando vueltas. No maldita porque la haya sufrido. Pero volvía de esa escuela escuchando siempre el radioteatro del mediodía en los enormes walkman amarillos, atados con una gomita de plástico para que no se saliera la tapa del casette. Y me reía solo, con unos auriculares enormes tapando mis oídos. Y al otro día, en el primer recreo, escuchaba la apertura de un solo locutor. Era, por entonces, el año 1996. Arrancaba ese riff y se venía la apertura, justo cuando terminaba el primer recreo. Entonces a veces me escondía en el baño y llegaba a la clase empezada. Y todavía al día de hoy, sueño con que llego tarde al aula y bajo corriendo esas escaleras caracol. En esos años pasé de querer ser periodista a querer hacer radio. Como casi todos los que escuchamos ese programa. Y los que antes escucharon Malas Compañías.
Pasó a ser eso. No un modelo a seguir, pero si un programa al cual admirar, al cual sentirse parte. Y al mismo tiempo CQC tenía sus mejores temporadas en América TV. Y al mismo momento conocí a Luifa y congeniamos en el mismo dial. Y así trajimos amigos a que escucharan esas mismas cosas. Y eos, pasó, la radio, un programa.
Hace un rato, Luifa puso en facebook que era como la despedida de dos amigos, y me pareció exagerado. Y recordé cuando hace años terminó Animal de Radio, en una versión casi Bangkok, aunque con Martín Ciccioli también. Y decidí buscar el audio, y esas cosas que tienen los trabajos, lo encontré. Lo escuché. Y durante un silencio de radio pasaron miles de risas, historias, mails, un llamado, salir al aire para participar por 10 litros de Quilmes (aunque llegar para el momento en que solamente pude votar por una de las hitorias presentadas), las risas con las historias de De La Puente, escritas con el Tío Word 7.0 (El osito mimosito con su camiseta de Racing), el querer escribir un guión en horas de clase (La hora Ramos), la llegada de Mogui, y el ángel Ruperto que tenía que cuidarlo para ganar otra oportunidad en la tierra. Los chistes de gallegos metidos en esas historias. Los veranos con Gatman, la música de Europe para la sección de Deportes. Y cómo pasó de ser el programa más improvisado al más guionado de la radio.
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... bueno, chau. Gracias.
1 comentario:
Me gusto lo que escribiste, viví algo parecido. Tengo 30, me pase los veranos enteros de mi secundaria estudiando para las materias que me llevaba y siempre escuchando a Mario, después lo perdí, como ese amigo que por esas cosas solo dejas de ver, pero nunca dejas de sentirlo como amigo. y así pasaron varios años después ya cambiado lo volví a encontrar, casi nada cambio, pero muchos se parecieron a el. Supongo que todo pasa, termino animal de radio, Peña se nos fue y ahora Mario. Yo estoy por ser papa, de a poco todo termina..., ya nada volverá a ser como es...
Slds.
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